nueva en el lugar

Olfateó el aire salado por fuera de aquel barco cargado. ¿Habría llegado? La oscura cabeza del lemur se asoma por fuera de aquel oscuro agujero en la pared del barco, observando todo a su alrededor y percibiendo de inmediato ese curioso olor a humano, cargando el ambiente con la densidad de su aroma y a tantas otras cosas que le resultaban familiares. Ésta vez le tocaba a Marius ser el guía de embarque de fruta de su pueblo, y él tenía inmunidad ante el pueblo humano de momento, por ello, apenas se dio el permiso de desembarcar, Marius no dudo en saltar fuera del almacen para correr hacia el exterior estirando sus patitas. Pronto el embarque de fruta salió al mercado y el joven lemur lo vigiló desde su asiento sobre una de las cajas, mientras observaba todo a su alrededor. Reconocía a los akhanimalus domesticos con solo verlos, y a muchos "esclavos" exoticos de sus tierras. Era desagradable.

Sin embargo, un curioso movimiento llamó su atención. El joven lemur salta de la caja y se escabulle bajo las miradas ajenas, hasta encontrarse en un pequeño escondrijo donde un par de ojitos caninos le miraban. ¿Un lobo? Tenía tiempo sin ver uno como ellos desde que se habían cerrado las puertas a las tierras glaciares.

-Lobo! Lobo!.-Chilló el lémur contento o eso parecía. Ladea la cabeza observandolo con curiosidad ¿Le atacaría? Olía demasiado a miedo y temblaba mucho para ello.- ¿A que teme el señor lobo? ¿Hm?.

¿Lobo?- miro a aquel extraño ser que se posicionaba frente suyo, - yo no soy un lobo, y no soy señor, soy señorita- frunció el ceño mientras daba un paso adelante, el sol se reflejo en su dorado pelaje y ciertamente el ceño fruncido y sus colmillos sobresalientes no ayudaban mucho, tenia miedo, aquel lugar era extraño, y también habían extrañas criaturas, “struk”, su guardián, le había advertido que no fuera tan descuidada y lo primero que hiciera era desconfiar, pero, ella no era un cachorro inquieto por nada, su curiosidad picaba como si se tratase de un gato, así que sin mas, le hizo caso a sus instintos de nuevo -

¿Quién eres tu?- ladeo la cabeza mientras su cuerpo se relajaba y se permitía mover ociosamente la cola de un lado a otro, el olor y el murmullo de la gente había desaparecido, aquel lugar ya no era tan intimidante

Dio un salto por instinto, alejandose bastante de aquel canino tan pronto le sintió moverse hacia él con aquella imagen tan amenazante. Suspiró. En el fondo, seguía siendo un cachorrito temiendo de todo y de todos como dictaba su instinto de pequeño vegetariano. Sin embargo, el movimiento de aquella cola peludita no hizo sino aliviarle un poco, comprendía lo que eso significaba en los caninos de todos tipos. Se acicala brevemente el rostro con las patitas, avergonzado.

-Disculpame, es que de lejos no lo noté... Señorita.-Responde mas tranquilo, libre de su breve rubor por un momento. Se acerca un poquito más a la joven canina.- Me llaman Marius en mi isla. Soy un lémur, un lémur de rango medio.-Declara orgulloso, dando saltitos.- ¿Quien eres tu? ¿Y que eres? Si no eres un lobo... pero pareces uno... no conozco otra cosa que parezca lobo y no lo sea. Solo mirate, a menos que estas sean falsas.-Jalonea levemente las orejas del canino ante él, acariciando con brevedad su pelaje.

Marius tenía ese defecto de tener que tocar todo aquello que ante él causaba curiosidad o que no tenía sentido, y eso muchas veces llegaba a causarle situaciones dolorosas y bastante peligrosas. Pero, si no era un lobo como otros ¿Cabía temer a aquella... chica?

Se sentía ligeramente mareada ante los saltos y la forma de hablar tan rápida que aquel pequeño tenia

-marius- repitió en tono sumamente bajo para poder recordar el nombre, estaba tan ensimismada que cuando menos pensó ya tenía a aquella pequeña criatura tironeando de ella, junto sus patas en su hocico y se agacho quedando en el suelo, tenia hambre y estaba muy cansada como para jugar con aquel pequeño ser- soy un perro- respondió a las pocas preguntas que logro captor del lemur- se fijo en la proximidad de aquel pequeño y moviendo aun mas rápido su cola hizo lo que siempre hacia cuando conocía a alguien que le caía bien, lamió con fuerza aquel ser, babeándolo de arriba abajo y sonriendo perrunamente ante el hecho

Por un momento creyó haber dicho algo de más, algo tonto, insensato, falto de coherencia o finalmente, desagradable para aquella joven que de un momento a otro se había postrado en el suelo, cubriendose con las patas en forma aparentemente lamentable o nerviosa. Sin embargo, su reacción siguiente lo dejó helado, perplejo, y ni siquiera logró reaccionar a ella de forma tan rápida como hubiera esperad, tan solo recibiendo la carga de saliva que veía con el hecho de ser lamido tan repentinamente y marcado con ese olor tan poco usual de un can. Se sacude de inmediato por reflejo, haciendo que su pelaje se alborote.

-Eso no lo esperaba!.-Declara bastante sorprendido, acicalandose un poco para ordenar su pelaje.-Ustedes los canes si que son estrepitosos. Y vaya que producen saliva! O será que tienen una lengua más grande.-Bromea terminando de acicalarse para volver a mirar con curiosidad a la joven canina.- así que eres un "perro"... Hmmm... Te soy franco, nunca había conocido a un perro ¿Eres otro de esos chicos inventados por los humanos? Eso significaría que vienes del laboratorio. Ese lugar debe ser feo...-Se sacide con un escalofrio, y vuelve su atención a la joven canina.- A todo esto ¿Puedo saber tu nombre? Nombre por nombre es un trato justo. Si eres buena conmigo tal vez me digne a acicalarte y dejarte más linda de lo que eres. ¿Puedo? ¿Puedo?

Parpadea incredulo ante la pregunta de la canina ¿Como era que no conocía un laboratorio? ¿Cabía la posibilidad de que Joey fuera concebida de forma natural? Era interesante sin duda descubrirlo, tarde o temprano todas las respuestas saldrían a flote tal y como saber que era descendiente de los lobos.

-Con razón tu y esos caninos feroces se parecen tanto, pero tu... Tu no eres feroz.-Alega divertido, por aquel orgullo aparente en las palabras de la joven, desapareciendo tan rapido que a Marius preocupó el cambio de actitud. Salta un tanto desesperado, preocupado, acercandose para mirar de frente a la canina.- Venga, que eres bonita y yo te lo demostraré... Hmm... Ven conmigo...

El lémur se echa a correr rumbo a la costa, deteniendose un momento para asegurarse de que la joven le seguía mientras corría evadiendo a los peatones, los carritos cargados de objetos y alimentos, las personas comprando llevando bolsas grandes repletas de sus viveres, los niños jugando, hasta que finalmente el puerto quedó a la vista, donde el lemur señala un barco cercano con velas decoradas con diseños azules.

-Mi barco, en él vine hasta aquí. Acompañame.-Vuelve a emprender su camino, con mas calma.- ¿Quieres algo de comer? Puedo compartirte lo que los humanos me han dado, anda.-Le anima dando saltos.